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Senna contra Brundle: la batalla por el título que lo tuvo todo

Se lo conoce simplemente como Senna contra Brundle, pero el Campeonato Británico de Fórmula 3 de 1983, con Avon Tyres como proveedor de neumáticos, fue mucho más que una lucha cara a cara. Lo tuvo todo: desde la intensa competición hasta el triunfo, la tragedia y la controversia.

Casi 40 años después, Martin Brundle resume así la batalla por el título contra Ayrton Senna, una historia que sigue siendo hoy día una de las grandes competiciones del automovilismo: «Cuanto más recuerdo aquel campeonato, más me convenzo de que sería algo que Netflix cubriría ahora, porque hubo muchos cambios y giros en la historia».

«Hubo choques y dramas, todo lo que ocurrió de fondo con aquella historia fue extraordinario».

Tras haber conseguido los títulos consecutivos de la Fórmula Ford británica 1600 y 2000 en 1981 y 1982, Senna ya había llamado la atención y se le consideraba favorito para conseguir el título de la F3 británica como piloto de la escudería West Surrey Racing, dirigida por el neozelandés Dick Bennetts. Muchos esperaban que la temporada fuera el salto de Senna para la F1.

Sin embargo, se enfrentaría a un improbable, pero formidable rival, Brundle, que no era más que un vendedor de Toyota de Norfolk y un piloto desesperado por revitalizar su carrera. De hecho, fue una temporada decisiva para Brundle, que había corrido en turismos antes de dar el salto a la F3 en 1982, pero esa temporada tocó fondo.

Tras perder la motivación, buscó refugio y una segunda, y quizás última oportunidad, con el incipiente equipo Eddie Jordan Racing, ya que consiguieron fondos gracias al cheque de cinco mil dólares que Brundle había ganado con el premio Grovewood como piloto más prometedor de la Commonwealth. Pidieron ayuda y préstamos y lograron estar en la parrilla de la F3 británica en 1983. Poco sabían del drama que les esperaba.

Si se hubiese podido mirar una bola de cristal y explicar lo que estaba a punto de ocurrir a mitad de temporada, el dúo de Ralt, Brundle y Senna, equipados con Avon, nunca lo hubiese creído.

Fiel a su fama, Senna estaría a la altura de las expectativas, ganando las primeras nueve carreras, consiguiendo una cómoda ventaja en el campeonato. Brundle se limitó a seguir la estela de Senna, terminó segundo en ocho de las nueve carreras y se preguntaba cómo podría romper el dominio que el brasileño ejercía sobre él.

Pero todo cambió en Silverstone y las tornas giraron a favor de Brundle. Silverstone acogió una ronda conjunta de la F3 europea y la británica y, dada su ventaja en el campeonato, Senna optó por correr por los puntos europeos, lo que requería un neumático diferente.

Brundle también hizo el cambio a última hora del fin de semana, lo que resultó ser un golpe maestro, ya que el piloto de Norfolk se adaptó al instante al nuevo equipamiento y se lanzó hacia la victoria. Tal fue su ritmo, que un nervioso Senna se estrelló tratando de seguir su ritmo. Esto supuso un golpe psicológico y la temporada de Senna comenzó a desbaratarse.

Animado por haberse demostrado a sí mismo que podía vencer a Senna, Brundle hizo valer esa ventaja psicológica, forzando a su rival a cometer más errores, después de que cambiaran de nuevo a neumáticos Avon. Al ganar seis de las siguientes ocho carreras, Brundle llegó al final de temporada en Thruxton liderando el campeonato por un punto.

También hubo algunos roces y encontronazos en el camino. «Ayrton no estaba contento con terminar segundo, lo que fue frustrante para mí, porque teníamos una gran ventaja de puntos», dice Bennetts.

«Le dije: Todo lo que tienes que hacer es terminar segundo y si consigues la vuelta rápida y el punto por ello, lograrás siete y Martin sumará nueve puntos por la victoria. Solo perdería dos puntos y tenía una ventaja de 36 puntos».

«Pero no se conformó con terminar segundo y quiso adelantar a Martin y se estrelló. Tiró los puntos. Creo que perdió tres carreras».

Brundle añade: «Fue muy duro. Lo he hecho unas cuantas veces en mi carrera, tocar fondo y volver».

«Creo que se remonta a Silverstone, cuando su temporada empezó a desmoronarse y empezó a convencerse de que el sistema británico estaba en su contra y de que yo tenía un motor mejor o algo mejor. Se derrumbó un poco, pero se recompuso cuando importaba».

Esto se produjo en medio de una tragedia que podría haber acabado con la temporada completa de Brundle. Después de ganar una carrera internacional de F3 para apoyar al Gran Premio de Austria de F1, el camión del equipo Eddie Jordan Racing se estrelló en un barranco cuando volvía de la carrera, donde murió el mecánico jefe de Brundle, Rob Bowden, y se destruyeron los monoplazas.

«Eddie estaba muy afectado y me preguntó si había oído lo del camión», dice Brundle. «Por supuesto, Eddie estaba en absoluta agitación emocional porque el camión se había ido por el precipicio. Fue horrible».

Esto ensombreció la temporada y dejó a Jordan y a Brundle, que no estaban precisamente sobrados de dinero, con una tarea ingente para volver a la pista.

El equipo siguió luchando, pero la temporada daría otro giro hacia Senna y WSR tras la controvertida llegada de piezas desarrolladas por el fabricante de coches de F3, Ralt, antes de la final. WSR recibió unos pontones aerodinámicamente mucho más eficientes, mientras que Brundle recibió una nueva suspensión delantera push rod, no tan beneficiosa en un circuito de potencia y aerodinámica como Thruxton.

Gracias al nuevo motor y a otras mejoras, Senna ganó con neumáticos Avon y se llevó el título, mientras que Brundle, con un motor más antiguo, solo pudo ser tercero.

«Ayrton tenía los pontones más eficientes y con mayor carga aerodinámica y yo tenía la suspensión delantera delantera push rod. Fue muy injusto», reflexiona Brundle sobre sus sensaciones por haber perdido el título.

«Lo último que necesitábamos introducir eran piezas de diferente desarrollo para cada coche y hubo muchas».

«Ganó el campeonato el hombre que lo mereció, por supuesto. Lo sabíamos entonces y lo sabemos ahora, visto lo que consiguió después, pero podría haber sido una historia diferente».

«No creo que estuviera desanimado. Sentía que había sido una temporada muy buena y que lo había hecho lo mejor que pude con lo que teníamos, con EJ y los chicos».

«Obviamente, habíamos perdido a Rob Bowden y lidiamos con todas las emociones que eso conlleva. Hubo un punto en el que, a las nueve carreras, había perdido las esperanzas».

«Probablemente, no estaba tan abatido como debería haberlo estado. Había pasado de ser vendedor de Toyota a llamar a la puerta de la F1, así que todo me parecía bastante mágico».